Encargo

En 1951 el ingeniero industrial Eustaquio Ugalde compra una parcela boscosa en una colina frente al mar en Caldes d’Estrac, a unos 40 km de Barcelona. Sentado bajo un algarrobo y disfrutando de sus estupendas vistas sobre el horizonte mediterráneo, decide construir una casa de vacaciones en este paraje idílico que le permita gozarlo y a la vez hacerse cargo de mantener el paisaje al máximo en su estado original.

El matrimonio Ugalde (1) le encarga el proyecto a su amigo José Antonio Coderch, que por entonces tiene 38 años y ya ha empezado a construir algunas viviendas junto con su socio Manuel Valls (2). Este encargo será clave para Coderch porque descubrirá recursos que empleará el resto de su carrera, iniciando así una etapa de madurez y reconocimiento.

La posición privilegiada del terreno con sus vistas panorámicas sobre el mar, junto con su topografía y vegetación, son determinantes para el proyecto y la construcción de la vivienda. De las indicaciones del cliente y del estudio meticuloso del terreno “in situ” nacen los primeros croquis y escritos de intenciones. (3 y 4).

En la fase de diseño, el encargo se convierte en una verdadera obsesión tanto para el cliente como para el propio arquitecto. Los apuntes sobre las vistas, sobre la geometría y las preexistencias del terreno son complejos y exigentes. Éstos dan paso a planos constantemente modificados y corregidos hasta las últimas fases. (5 y 6).

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(2 y 3)

(4 y 5)

(6)

Obra

El seguimiento de la obra en construcción es clave para la toma de decisiones sobre la forma. Incluso se hacen correcciones de elementos ya construidos. Una vez más, el trabajo desde el propio terreno es determinante para el resultado final.

Se opta por materiales autóctonos, típicos de la arquitectura popular mediterránea. En imágenes captadas por un helicóptero (7) es posible comprobar el estado natural del terreno, menos frondoso que en la actualidad, y los rudimentarios sistemas de construcción empleados.

Esta herencia constructiva catalana se combina con formas arquitectónicas más modernas. En las imágenes de la obra (8 a 11) también se puede leer la importancia de las terrazas como continuidad del espacio interior, la forma orgánica y moderna de la piscina y la ubicación estratégica del pabellón de invitados.

La obra de la casa finaliza en 1952.

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(8 y 9)

(10 y 11)

Tras pasar temporadas con su familia como huéspedes de los Ugalde, Coderch decide construir una pequeña casa para él en un terreno cercano, aunque sus disponibilidades económicas no le permiten ir más allá de los cimientos. Esta obra la finaliza el arquitecto suizo William Dunkel para su propio uso, ya que también veranea en el municipio. (12).

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